Cuando esta cachorrita de 4 meses, de nombre Squish, abandonó el refugio de animales del condado de Cuyahoga, estaba tan enferma que apenas podía abrir la boca y comer. A pesar de ello, estaba contenta y movía la cola, tratando de besar a todo el que estuviera cerca de ella.
Los veterinarios la hicieron un reconocimiento y creyeron que se trataba de una infección fuerte tras un mordisco de un perro que le había deformado el rostro, por lo que decidieron darle un antibiótico.
Pero nada la hacía efecto y Squish cada vez estaba más débil porque no comía. Estaba tan malita que decidieron poner una fecha para sacrificarla.
El futuro de Squish no era precisamente muy optimista. Pero no querían perder la esperanza con la perrita, que a pesar de lo que sufría siempre mostraba mucho amor y felicidad.
No estaban preparados para lo que iban a revelar las radiografías
Decidieron llevarla a un especialista. Y lo que mostraron las radiografías, dejaron a todos en shock. En un principio todos pensaban que la deformación de la perrita se debía a una grave infección tras el mordisco de un perro. Pero no era así. La habían golpeado con tanta fuerza y tantas veces que no podía abrir la boca.
Lo único que quizás podía ayudar a Squish era someterla a costosas operaciones. Pero no había nadie que pudiera pagarlas y nadie quería adoptarla porque estaba enferma.
Pudo ir a casa su última noche
El destino de Squish era muy incierto y sombrío. Al mismo tiempo Danielle Boyd estaba terminando sus prácticas en el refugio de animales del condado de Cuyahoga.
A Danielle le daba mucha pena Squish y decidió llevársela a casa para que no tuviera que dormir sola en su jaula su última noche antes de ser sacrificada.
Y al llegar a casa de Danielle, Squish era otra perra. ¡Movía la cola y se la veía la felicidad en sus ojos! ¿Cómo podía un perro que experimentaba tanto dolor sin embargo ser tan cariñoso y confiar en la gente?, se preguntaba Danielle.
Squish se durmió en los brazos de Danielle y al despertarse a la mañana siguiente decidió que no podía permitir que Squish fuera a ser sacrificada.
Pero no solo Danielle se enamoró de Squish, incluso Eileen Heldmann, la veterinaria que la trató quería hacer todo lo que estuviera en sus manos para salvar a Squish. Y la operó al día siguiente.
La operación fue un éxito
La operación fue un éxito y permitió que Squish pudiera volver a comer sola otra vez. Se quedó sin un diente, un ojo y parte de la mandíbula, pero cuando se recuperó de la operación Squish era una perra muy feliz.
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Ahora a Squish le gusta recoger pelotas y adora jugar: «Lloré de alegría cuando la vi ir a buscar las pelotas de tenis por primera vez», ha comentado Danielle según The Dodo.
El destino las unió
Le encanta jugar, ir detrás del balón y disfrutar de Danielle.
Lejos quedaron los momentos en que Danielle perdió a su perro justo unos días antes de encontrarse con Squish. Y podemos decir que el destino hizo que se encontraran las dos. ¡Se necesitaban mutuamente!
Es maravilloso ver cómo la historia de Squish tuvo un final feliz. Todos se merecen una segunda oportunidad y me llena de alegría saber que Squish vive en un hogar seguro y amoroso.
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