Las redes sociales sin duda han mejorado la vida de miles de millones de personas. Dicho esto, también es responsable de algunos cambios en la sociedad que no son tan bienvenidos.
Es un hecho que ciertas personas sienten ahora la imperiosa necesidad de de hacer cosas ridículas para entretener a otros en la red. Claro, a veces son cosas inofensivas, cosas que solo impactan en la persona que hace la gracia. Otras veces, sin embargo, hay vidas que se ponen en riesgo y es entonces donde se deben poner los límites.
En 2016, en el complejo hotelero de Santa Teresita, en Buenos Aires, Argentina, un bebé delfín murió en manos de los turistas cuando éstos se fotografiaban con él como recuerdo.
Un delfín franciscano, al que la marea lo había llevado demasiado cerca de la orilla, fue sacado del mar por los turistas para poder tomar fotografías. Después de hacer sus fotos, dicen que lo dejaron en la arena.
Un testigo dijo a C5N: “Lo dejaron morir. Era joven y llegó a la orilla. Podrían haberlo devuelto al agua; de hecho, estaba respirando. Pero todos comenzaron a tomar fotos y a tocarlo. Dijeron que ya estaba muerto.
Más tarde se publicó un vídeo viral, donde se ve a la multitud pasándose al bebé delfín como si fuera un juguete. Los delfines franciscanos, como muchas de sus especies, no pueden sobrevivir fuera del agua mucho tiempo. Peor aún, las fuentes dicen que es una especie en peligro de extinción.
Yo no sé a quién hay que repetirle esto, pero sacar a un animal de su entorno solo para que puedas hacerte una foto, no está bien.
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