Perder a alguien a quien amas es terriblemente difícil, independientemente de que sea algo inesperado o que ya se veía venir.
Pero no solo afecta a las personas que sufren la pérdida. A los animales también les afecta el fallecimiento de un miembro de la familia.
Para animales como perros o gatos, sus dueños son a menudo su única familia y de la única que se acuerdan.
Sadie, una perra de 13 años, sabe realmente lo difícil que es perder a alguien.
Solo tenía ocho semanas cuando llegó a su nueva casa y ha sido un miembro muy querido de la familia.
Tenía un vínculo muy fuerte con sus «padres humanos».
Nadie pudo prever la repentina muerte del dueño.
Cuando el personal sanitario se dio cuenta de que no se podía hacer nada para salvarlo, Sadie se tumbó a su lado, colocando su húmeda nariz en la mano de su dueño.
Julia Beaulieu, la dueña de Sadie, estaba también destrozada por el fallecimiento de su marido, y de inmediato se dio cuenta de lo afectada que estaba Sadie por la repentina muerte de su dueño.
Julia se dio cuenta de que Sadie estaba deprimida
Sadie se pasaba mirando largo tiempo por la ventana y esperaba preocupada a que su dueño volviera a casa. Dejó de comer y en diez días bajo cinco kilos de peso.
Julia comprendió que Sadie necesitaba una despedida y decidió llevarla al tanatorio, donde se encontraba su esposo.
Uno de los trabajadores había preparado el ataúd para la visita.
Sadie y Julia fueron juntas a la habitación donde se encontraba el ataúd abierto con el cuerpo del marido.
Cuando Sadie vio a su dueño se quedó en shock. Pero pasados unos minutos se relajó de nuevo y entonces comprendió. Su dueño había muerto y nunca más volvería a casa.
Cuando Sadie y Julia volvieron a casa, la perra comió su primera comida en diez días.
Tras la visita Sadie tuvo el adiós que necesitaba para continuar adelante con su dolor.
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Posted by Elements Cremation, Pre-planning & Burial on Saturday, April 28, 2018
Qué suerte que al menos Sadie y Julia se tienen la una a la otra en estos momentos difíciles.
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